Lo material y lo espiritual de un pueblo se resume habitualmente en sus espacios religiosos. De sus maneras, sus estilos, advocaciones, de sus celebraciones y rituales… todo nos enseña a comprender la realidad cultural e histórica de sus gentes.
La iglesia ocupa el lugar mas estratégico de la población; a modo de un pequeño fuerte, domina el territorio y sus pasos desde la altura que le da el empinado cerro donde se asienta Castañar de Ibor. Es el lugar mas fuerte y muy probablemente, el primer embrión de la población.
El conjunto tiene cuatro partes bien diferenciadas: nave central, ábside, torre y naves laterales (capilla y sacristía).
La nave es rectangular, con orientación este-oeste.
De fuertes muros de mampostería de pizarra principalmente, aunque también usan cuarzos y cuarcitas.
Actualmente presenta una sola puerta con arco de medio punto en el lado norte, sin embargo, antiguamente había otra entrada en el lado opuesto, esta tiene un curioso arco conopial que se asemeja a los de la Iglesia de Cabañas del Castillo o Solana, entre las mas cercanas. Este es muy utilizado del siglo XI al XIII, según algunos testimonios, en la puerta actual habría otro igual a este.
El techo tiene un bonito artesanado de maderas que se apoyan en dos filas de columnas, también de madera. Esto hace que la nave aparezca como dividida en tres tramos.
El lugar destinado a la gran pila bautismal, realizada en una sola pieza de granito, es la parte baja de la torre.
El coro que ocupa la parte trasera de la iglesia es bien amplio, desde él se accede a la torre por una puerta que conduce justo encima del baptisterio. Por una escalera de hierro se accede a la parte superior donde están las campanas y lo que queda del mecanismo del reloj.
Al estar pintados los exteriores de blanco no se puede apreciar muchos aspectos constructivos, pero en el interior de la torre están marcadas las huellas de otros huecos para campanas en niveles inferiores.
Seguramente cuando se construyó el abside se elevaría unos metros la altura de la torre dando mas esbeltez al conjunto.
El abside es la gran obra que se realiza en el siglo XVI al calor de la bonanza económica propiciada por el oro americano y la situación de hegemonía de la Corona de España en el mundo.
Se abre con un gran arco ojival que da paso a un espacio con forma ochavada. Está rematada con una artística bóveda de crucería en piedra. Está decorado con un gran retablo de madera que alcanza las aristas de la bóveda.
Es de estilo barroco de los siglos XVI o XVI y presenta siete pinturas como decoración principal que se corona con una paloma central y el sol y la luna en los extremos.
San Benito Abad y la pasión de cristo parecen los motivos sobre los que giran el santoral principal del retablo. A las pinturas se añaden otras tallas que representan versiones escultóricas del santo y otros relacionados con la vida y obra del mismo
Destaca así mismo la conocida Virgen de Castañar, que desde 2007 es Alcaldesa Honorífica de Castañar de Ibor.
A escasos metros del altar se expone el famoso Cristo de la Avellaneda. Una talla hiperrealista del siglo XV, policromada con gran esmero y detalle. Es un ejemplar muy original y poco frecuente, antes estaba en la Avellaneda y con el abandono de la población vino a parar a la iglesia de Castañar.
También hay un púlpito totalmente policromado; tanto por dentro como por fuera: decorado con pinturas de traza antiquísima, representan los cuatro padres de la iglesia: San Jerónimo, San Gregrorio, San Agustín.
Dan la sensación de ser románicos o románico-gótico, o también copia de alguno de este estilo. Los dibujos son sensacionales y con todo lujo de detalles. Son tan buenas que merecen un estudio muy detenido.
Entre las imágenes que se encuentran por toda la nave destacan una pequeña Santa Bárbara, por su conexión con Navezuelas, y otra talla recién restaurada que que representa la Virgen del Rosario, pero que tiene una factura distinta a todas las demás. Sus ropajes son altomedievales y sus manos están cortadas. Cuentan que en sus manos tenía un rosario negro azabache que está desaparecido.
Se guardan bonitos ropajes de cientos de años y alguna pieza notable. En la sacristía hay un trozo de suelo que no está cubierto de baldosines, sino de lanchas de pizarra que dejan huecos entre sí. Tradicionalmente se considera un acceso a las galerías que recorren todo el pueblo como hormigueros que horadan el subsuelo.
Las grutas están relacionadas con la vida de San Benito Abad; fue precisamente en una de elllas donde tuvo su primer retiro y donde ´fundó su primer monasterio. Los pastores descubrieron la santidad de este hombre y a partir de ahí tuvo una incesante actividad evangelizadora en las tierras en torno a roma durante la segunda mitad del siglo VI.
Su aportación mas relevante fue la llamada Regla de los Monasterios o Regla de San Benito; un conjunto de normas para la vida cristiana en general y monástica en particular que fue difundida por el papa Gregorio Magno. Luego será adoptada por las Órdenes Militares de Caballería, en concreto los seguidores de la Regla Cirtesciense (templarios, Alcantarinos o Santiaguistas…)
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