Cada paso es una sorpresa que se suma a la anterior. Castañar se muestra de nuevo como un filón inagotable de cultura, esta vez nos va a deleitar con una Peña en las que pueden estar grabadas muestras de todos los tiempos: de fósiles marinos al último graciosillo de turno, muchos son los que se han acercado a esta mole caliza para dejarnos su recuerdo.
La Peña del Toro se sitúa casi en el borde del río Ibor, junto al camino que desciende por el fondo del valle hasta la Avellaneda.
Es un afloramiento de calizas entre un suelo que ya está dejando las pizarras para ir formando las rañas. Todos los grabados dan la cara al río.
En la parte de la izquierda hay una abertura que está colmatada de escombros, viendo lo que hay por fuera de la peña, es apasionante aventurar los hallazgos que pueden esperar en su interior. La entrada tiene forma de óvalo; habiéndose excavado dos entradas; una por la parte superior y otra por la inferior, siendo la primera la que mas recorrido permite, unos 5 metros por un estrecho tubo por el que tienes que ir gateando. Se aprecia claramente como queda mucho relleno de tierra taponando el conducto.
En un lienzo junto a la puerta se aprecian los primeros grabado: son como grandes cruces que parecen tapar otros dibujos. Debajo de éstas, hay unas marcas a modo de letra antigua.
Siguiendo el recorrido de izquierda a derecha nos vamos a encontrar con una pintura que parece rupestre, viene a representar un animal de cuatro patas que puede ser un caballo.
Unos metros mas allá hay un lienzo de pinturas rupestres con motivos variados; aunque la mayoría se han desdibujado se aprecia un gran anconiforme de singular figura y junto a él otras machan entre las que se ven anconiformes mas simples.
A la originalidad de las formas se añade la particularidad que están realizadas con color blanco.
Por debajo de las pinturas empezamos a ver una gran profusión de grabados en los que las rayas se multiplican hasta hacer compleja la interpretación
Hay varios grupos y unos se suceden a otros, Es difícil determinar la cronología de la amplia gama de dibujos, escrituras y jeroglíficos que vamos a encontrar. Quizás sean demasiadas rayas, un rompecabezas indescifrable, pero entre ellas aparecen algunas figuras que sí están reconocidas. La paciencia y el estudio se compenetran para intentar comprender el mensaje escrito sobre la piedra.
El panel situado más a la izquierda presenta como motivos fundamentales dos figuras de aves de corte muy naturalista.
En el panel derecho hay también cuatro representaciones de aves, aunque más descuidades que las anteriores en su ejecución.
Todavía nos queda por encontrar la Pisá del Toro. No sabemos si huella fósil o grabado rupestres. Las obras del camino desplazaron la piedra en la cercanías, dicen… Para explicarla,, la cultura local acudió a un toro que cayo desde lo alto dejando la marca de sus patas en la piedra.
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