En 1947 se inicia una aventura que durará casi cuarenta años. Se asociaron 29 olivareros de Robledollano e inciaron la esta empresa.
Uno de los accionistas puso el terreno a cambio de su participación y el resto aportaron una cantidad de dinero a partes iguales.
Luego, se pagaba un canon en función de la producción de cada uno de ellos. La variedad manzanilla, la mas numerosa, conseguía un aceite que brillaba como el oro.
La superficie total de la industria es de mas de 1000 metros cuadrados en la que dispusieron amplios espacios para la actividad que se desarrollaba principalmente en la nave de 200 metros.
Era una industria muy buena, puntera en su momento. En principio había un motor alemán de gran tamaño que movía casi todos los engranajes. Se movía con gasoil y parecía que pudiera estar funcionando varias vidas.
Luego se cambió a la energía eléctrica y los motores se actualizaron. En total 17 o 18 máquinas que realizaban el trabajo.
Estuvo activa hasta finales de los 80; se les pedía otro importante desembolso para actualizar la almazara a las modernas y rigurosas normativas de instalaciones y equipamientos.
Esto provocó que todo quedara frenado en seco y los productores fundaron una nueva Cooperativa en la otra punta del pueblo para seguir haciendo los finos aceites de Robledollano.
Actualmente el conjunto esta bastante arruinado, la techumbre ha cedido en algunas partes y amenaza con caer entero. Sin embargo, las paredes se mantienen muy firmes y sanas.
Se conserva alguna maquinaria, poca, la mejores y grandes ya no están. Quedan los railes centrales, poleas en las paredes, algún capazo destrozado y las piedras de moler con buena parte de su mecanismo.
Otro patrimonio de Robledollano esperando una inversión que reconvierta la vieja Almazara a otros usos mas adaptados a los tiempos.
Queremos dar las Gracias a Daniel Soleto por contarnos y compartir sus recuerdos. Él participó de la fundación de esta y otras experiencias. Testimonios impagables de nuestra cultura.