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La Tradición atribuye a la casualidad el hallazgo de las Reliquias coincidiendo con el final del dominio musulmán en Extremadura.
Los huesos de los dos santos, una campanilla, la imagen de Santa María y unos papeles que explicaban el tesoro se hallaron enterrados en un sarcófago de mármol.
El Olivo de los Santos sitúa el lugar donde el arado cambió la historia de Berzocana. Los restos fueron llevados a la iglesia, la imagen dicen que fue para Guadalupe y los papeles fueron demandados por el Rey Alfonso XI.
Precisamente será con el Monasterio de Guadalupe con quien se mantengan las primeras disputas sobre la custodia de los Santos. Se afirma en el Libro de los Milagros que se les hacía de noche en el camino cuando intentaban llevarse las reliquias, y éstas, al amanecer habían vuelto de nuevo a la iglesia de Berzocana.
Pero será en tiempos de Felipe II, cuando se produzcan los mayores pleitos. Murcia y Cartagen presionan fuerte en todas las instancias para recuperar sus Santos. Tendrá que poner orden el mismísimo monarca para dirimir tan espisono asunto, repartiendo algún resto menor entre Cartagena y el Monasterio del Escorial.
Hoy día, la mayor de las fiestas de Berzocana, el penúltimo domingo de agosto, conmemora la traslación de los Santos del altar a la Capilla de los Santos construida en 1610
.Durante muchos siglos estubieron situados detrás del altar mayor, pero en 1610 se trasladaron a la Capilla de los Santos, hermosa filigrana arquitectónica destinada a la guarda de las reliquias. Fue la aportación del pueblo de Berzocana a los esfuerzos que se estaban realizando en toda España por la difusión del culto a los santos.